DESDE SU TALLER EN LA ALAMEDA, HOY CONOCEMOS UN POCO MÁS A ALFREDO MARTÍNEZ

La Alameda de Cervera es un lugar en el que las costumbres agrarias y el puro talante campesino se unen para potenciar la inspiración y el trabajo de artistas como Alfredo Martínez, un creador polivalente que comenzó su trayectoria artística siendo ceramista, llegando a emprender un largo viaje autodidacta en su amplio taller de estudio que le permitió desarrollar diferentes técnicas artísticas.

Su pasión por el arte hizo que abandonase su carrera de filología hispánica y decidiese apuntarse a un curso de cerámica en la Escuela Oficial de Cerámica del Ayuntamiento de Madrid, momento que fue determinante en su vida para decidir volcarse en la realización de sus propias creaciones y, poco a poco, avanzar en el aprendizaje de otras técnicas diferentes como la pintura, la escultura y el grabado.

Para el artista el barro ha sido su escuela, el que ha permitido desarrollar prácticamente toda su obra, asegurando que el cuerpo y el alma en la cerámica son indispensables porque existen partes del procedimiento, como el horno y el fuego, que hacen que no se pueda saber cuál va a ser el resultado final.

Su obra como ceramista está basada en la constante búsqueda de una obra personal, lo que ha derivado en que, aunque siga trabajando con el barro normal, despierte su interés por materiales que se trabajan a alta temperatura, como el gres o el refractario, que aportan calidades distintas.

La gran versatilidad para la creación de sus obras hace que su mundo artístico se vea sorprendido por la creatividad de su escultura que comenzó a desarrollar con técnicas cerámicas, madera, hierro, piedra y otros materiales que ha sabido utilizar con perfecto equilibrio para la creación de figuras llenas de movimiento y expresividad.

Su faceta de artista también la comparte con su pasión por la enseñanza, lo que ha hecho que se sienta orgulloso de difundir sus conocimientos, fomentando la creatividad y la imaginación de los alumnos, especialmente la de los más pequeños, con la creación de objetos que les van a acompañar durante toda su vida y que, con el paso del tiempo, adquieren un gran valor sentimental.

La relación que el artista mantiene con su taller hace que sea una piel global, superpuesta a los contenidos, acompasando la marcha de la elaboración artística, convirtiéndose así en un entorno agradable y tranquilo que, también, le sirve de fuente de inspiración.

Pero el arte no sólo se cobija en sus materiales y utensilios, sino en la cal, el adobe, la madera y la escayola repartidos en muros y techos, acompañados de altas habitaciones, hornos y un gran patio remozado por el propio artista.

Entre sus últimas creaciones destacan una serie de mujeres embarazadas de cerámica, unas figuras de barro en las que incorpora elementos de hierro, otra serie de figuras femeninas procedentes de troncos de árbol y la restauración de un maniquí que encontró totalmente rajado. También está inmerso en la preparación de una exposición en Bodegas de Alort que podrá visitarse a lo largo de todo el verano, en la que los protagonistas serán todos los elementos que nacen directamente de la crianza y la elaboración del vino, un producto típico de nuestra región.

Un artista en el que su iniciativa, su carácter tenaz y arriesgado, han hecho que su obra destaque por tener un inmenso e inagotable afán creador que caracteriza la riqueza de sus trabajos.