Cómo diferenciar y tratar las alergias e intolerancias alimentarias

No es lo mismo una alergia que una intolerancia alimentaria, son conceptos totalmente distintos. El cambio en el estilo de vida, la variedad de alimentos que tenemos a nuestra disposición en cualquier época del año, los cambios en el medio ambiente…todos estos son factores a los que el ser humano está expuesto a la hora de desarrollar tanto alergia alimentaria como intolerancia, pero hay diferencias tanto con respecto a sus efectos, como a la hora de tratarlas, por lo que en este reportaje analizaremos el tema a fondo

Sanidad 26 de abril de 2023

Manchamedia.com ha hablado con el experto Luis Alonso González, el responsable del servicio de alergología del Hospital General La Mancha Centro de Alcázar de San Juan para explicarnos como debemos proceder en el caso de que seamos diagnosticados de alguna de estas dos afecciones y que debemos tener en cuenta para tener una buena calidad de vida y que estos problemas no dificulten nuestro día a día.

Qué es una alergia alimentaria y que es una intolerancia

Como nos explica el doctor González, una alergia alimentaria sucede cuando el organismo de una persona reconoce algo como “extraño”. Esto le provoca una reacción exagerada frente al alimento, polen o alérgeno en general.

Habitualmente los alérgenos que desencadenan esa reacción son proteínas. El sistema inmune de esa persona genera una respuesta frente a esas proteínas que considera como extrañas y le provocan esos síntomas de alergia. Los síntomas pueden aparecer en la piel, síntomas respiratorios, síntomas digestivos, etc. Como esto genera una memoria inmunológica, cada vez que vuelva a contactar con ese alimento, volvería a tener esos síntomas o mayores.

En el caso de las intolerancias, no existe esa memoria inmunológica ni unos anti cuerpos específicos. Lo que sucede es que se puede producir por un déficit enzimático o que una proteína no se metabolice adecuadamente, lo que provoca otra serie de síntomas, pero no suele haber una memoria inmunológica detrás. Es decir, no es lo mismo ser alérgico a la leche de vaca que ser intolerante a la lactosa, porque la lactosa es un azúcar presente en la leche de vaca y hay un porcentaje de la población que no la tolera. Es por eso que cuando ingiere lactosa tiene síntomas como dolor o diarrea. En cambio, la persona que es alérgica a la proteína de la leche, da igual que la leche no tenga lactosa, porque va a reaccionar frente a esa proteína siempre, no será como en el caso de la intolerancia, que es más variable, unas veces puede que duela más el estómago, y otras menos. 

Síntomas más comunes de pacientes de alergias alimentarios e intolerancias alimenticias

“Hay diferencias notorias en este sentido”, como nos explica el doctor González, y es que los pacientes de intolerancias presentan síntomas digestivos: diarrea, vómitos, náuseas, dolor abdominal, distensión etc. En cambio, si hablamos de alergia alimentaria, los síntomas iniciales pueden comenzar en la piel, pues podemos tener urticarias, hinchazón de labios…y se pueden ir a síntomas digestivos y síntomas respiratorios, como una crisis de asma, y otros síntomas en otras zonas del organismo. Según los grados de reacciones podemos tener desde reacciones leves a reacciones más severas, “que pueden incluso llegar a comprometer la vida del paciente”, afirma. Esto es lo que se llama anafilaxia, y eso en las intolerancias no se da, porque la afección está centrada en el tubo digestivo.

¿Qué hace que seamos alérgicos? ¿Por qué existen cada vez “más intolerancias”?

En el caso de la alergia, tal y como nos explica el doctor, podemos tener la predisposición de ser alérgicos a algo, podemos nacer con esa tendencia y hay otras personas a las que le aparece de forma novedosa. Esto ocurre porque hay un momento que existe un “falso reconocimiento” bien por alteración en la permeabilidad de la barrera intestinal o bien por un contacto con la piel.

Habitualmente los alimentos que producen alergia en los primeros años de vida son leche o huevo. En el caso de ser alérgicos a la fruta, a veces ocurre porque ya somos alérgicos al polen y dicha fruta tiene un componente vegetal.

Es cierto que en el caso de las intolerancias existe una predisposición genética que en esos momentos si se puede transmitir, pero se necesitan de otros componentes que son ambientales.

En todo este proceso, por supuesto influyen los gustos y hábitos dietéticos. “Hoy en día tenemos una alimentación mucho más variada que hace 50 años, eso hace que podamos consumir fruta en cualquier época del año, de variedades muy distintas, todo tipo de pescados y carnes que antes no era posible. Estamos en contacto con muchos más alimentos que antes”, asegura el experto.

Según nos explica, las intolerancias y alergias no son nuevas, pues han existido toda la vida. Lo que ocurre ahora es que gracias a esa variedad de productos novedosos que podemos consumir, dependerá de nuestro organismo que los tolere o no. Debido a la corta esperanza de vida que existía hace años, este tema estaba en un segundo plano, pero existía, la gente moría porque no había medios. En la actualidad, “al contar con recursos para afrontar enfermedades que antes eran mortales, afortunadamente vivimos más y eso hace que estemos más expuestos también a este tipo de problemas alimentarios”.

Recomendaciones para personas con intolerancias alimentarias y para personas con intolerancias alimentarias

Para un paciente que tenga alergia alimentaria es fundamental tener un estudio hecho sobre su caso, para que identifique que alimentos podrían estar implicados porque a veces un único alimento o serían varios, y en cambio el que es selectivo, solo tiene que evitar ese alimento en concreto. Hay que tener especial cuidado porque no solo se debe evitar ese alimento en su forma natural, también en derivados. En ese proceso debemos verificar el correcto etiquetado de los productos.

Todas aquellas personas que sean propensas a reacciones graves deben de llevar una medicación en caso de reacción. En el caso de las intolerancias, el mecanismo es el mismo, evitar los alimentos que hagan daño. Ambas circunstancias comparten el pilar de la prevención.

¿Es posible curar una alergia alimentaria o una intolerancia?

En cuanto a las primeras, los casos tiene muchos matices. Hay personas que esa alergia la desarrollan de por vida, y no desarrollan una tolerancia espontánea. Por otro lado, hay un grupo de personas, sobre todo en edades infantiles, y se hace de momento con la leche y con el huevo, en la que esa alergia no desaparece de forma espontánea si no que desde el hospital desarrollamos un proceso que se llama de “sensibilización”.

Este proceso consiste en introducir de forma controlada y bajo nuestra supervisión al paciente pequeñas cantidades de ese alimento para poder llegar a tolerar por ejemplo, un vaso de leche o un huevo completo. Ahora bien, tienen que mantener esa ingesta diaria, o bien, un número de días a la semana de forma continuada. De momento no se hace con el resto de alimentos.

Por lo tanto, en el caso de las alergias alimentarias distinguimos tres grupos de pacientes: aquellos que las superan por sí mismos, aquellos a los que se le ayuda a superarla y hay un grupo de pacientes que serán alérgicos a ciertos alimentos de por vida.

En el caso de intolerancias alimentarias, a día de hoy no existe una cura como tal, aunque se está investigando mucho sobre ello.