Noche de Zarzuela con La Rosa del Azafrán en los Escenarios de Verano de Alcázar de San Juan

Enmarcada dentro del LV Festival de Folklore de Alcázar de San Juan, la noche dedicada a la zarzuela, ha puesto sobre las tablas una obra muy querida para todos los manchegos, La Rosa del Azafrán.

Música, baile, risas y muchos aplausos, fueron los ingredientes para la cita ineludible de la noche de la zarzuela en Alcázar de San Juan.

La Asociación Banda de Música, La Coral Polifónica y la Asociación de Coros y Danzas de Alcázar de San Juan, bajo la dirección de Musiarte han sabido arrancar los aplausos de un público que ha llenado la plaza de toros para ver una de las mejores obras del llamado género chico.

Esta es una zarzuela muy nuestra, muy querida y esperada por todos, y al igual que en otras localidades la representan cada año, nosotros pretendemos ofrecerla al público al menos cada dos años. Jesús Guzmán, Asociación de Coros y Danzas de Alcázar de San Juan.

Y que mejor manera de celebrar esta cita que un título como La Rosa del Azafrán, una adaptación de la comedia El perro del hortelano, cuya acción trascurre en tierras manchegas.

Es un lujo y un placer ver esta obra representada por alcazareñas y alcazareños que ponen todo su empeño para que esta noche sea mágica, gente que sin ser profesional, demuestran el talento que tanto en la música, el baila y la canción hacen disfrutar al numerosísimo público que aguarda cada año esta noche. Rosa Melchor, Alcaldesa de Alcázar de San Juan.

Una historia de amores y desamores entre Catalina, sirvienta, y Juan Pedro también trabajador de la misma finca, que aunque enamorado de Sagrario, la señora, pide matrimonio a Catalina.

Catalina muy lista se da cuenta de la mutua atracción entre su pretendiente y Sagrario y decide plantarlo, dando alas a Moniquito, cuidante de la ermita, que busca mujer y a puesto los ojos en Catalinilla.

Una época en la que los jóvenes los días de fiesta, salían de la quintería para rondar a las mozas buscando su amor.

Las jóvenes de la hacienda, mientras mondan la rosa piensan en sus mozos y Sagrario entona la melodía que da nombre a la obra.

Confesando su amor, por Juan Pedro, a Custodia, este aparece y explica sus sentimientos por ella, aunque el orgullo de Sagrario, no le permite aceptarlo.

Ha pasado casi un año de la marcha de Juan Pedro y Catalina decide aceptar a Moniquito, aunque no sin reparos.

Otro que también busca esposa, ya que la suya a fallecido es Carracuca, que acostumbrado a los palos que Gertrudis le propinaba, no ve ninguna pretendienta que le pueda ayudar a sacar adelante a sus muchos hijos.

Una vez más atraído por su amor a Sagrario, regresa al pueblo Juan Pedro, que pide ayuda a Custodia, quien al ver que ambos sufren injustamente, encuentra la solución en el hijo perdido de don Generoso, un noble anciano que perdió su fortuna por culpa de la guerra y anda un poco loco.

Custodia consigue hacer creer que el hijo perdido del noble, a regresado, devolviéndole la cordura y otorgando a Juan Pedro un estatus suficiente para poder casarse con su querida Sagrario, noticia que celebran las espigadoras en el campo mientras se afanan en su dura jornada.

Un final feliz para casi todos, Juan Pedro y Sagrario que por fin han hecho realidad su amor, Catalina y Carracuca que acaban casándose, Don Generoso que ha recuperado a su amado hijo y el único que se queda sólo es moniquito, bueno sólo no, con su ermita, su San Roque y vacineando como el mejor sabe por la vida de sus vecinos.