El Nazareno y La Dolorosa desafían la lluvia para el regocijo de los alcazareños en la mañana del Viernes Santo

Raya al alba el sol sorteando las nubes a su paso mientras el templo de la Santísima Trinidad se encuentra en plena ebullición. Los más de cuatro mil hermanos que componen la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Nazareno y María Santísima de los Dolores, se preparan para desafiar el tiempo mientras fuera cientos de devotos esperan para acompañar los tres pasos del recorrido más popular de la Semana Santa alcazareña. 

Al amparo de la Orden de los Frailes Trinitarios Descalzos, grandes propagadores de la devoción por Jesús de Nazareno Rescatado se fundaría esta esclavitud en el convento de de Alcázar en el año 1711. Siendo la más numerosa de la localidad, la imagen de Jesús goza de una gran devoción que le hace renombrarse como »EL SEÑOR DE ALCAZAR». Imagen realizada por el escultor valenciano, José María Ponsoda es portada por 60 anderos en un paso de estilo neobarroco dorado en pan de oro y realizado por el escultor Murciano Juan Lorente.

Nuestras imágenes profesan de una devoción especial para Alcázar y es un día en el que todo el mundo sale a la calle para disfrutar.

La imagen de María Santísima de los Dolores es una escultura realizada por el mismo imaginero en el año 1941. La Virgen es portada por 60 anderas en un paso de palio realizado en plata en los talleres de orfebrería de Ramón Orovio. El palio es de terciopelo verde bordado en oro en los talleres Virgen de la Salud de Alcázar, con saya blanca y manto verde bordado en oro en el monasterio de Trinitarias de Toledo.

En el año 1990 la hermandad incorporo un paso más a su estación de penitencia con el misterio de la Flagelación. Realizado por el escultor murciano Juan Lorente, está compuesto por tres imágenes: Cristo atado a la columna y dos sayones en un paso de estilo neobarroco en pan de oro.

La previsión de lluvia para este Viernes Santo no faltó a su cita para desgracia de todos sus penitentes y con solo dos horas de recorrido obliga al paso procesional a resguardarse dentro de la iglesia de Santa María la Mayor, cercana al itinerario marcado. Sin tiempo para la reacción la Hermandad decide devolver sus imágenes a su templo tan pronto como el tiempo lo permita.

La desolación de unos y otros ante la adversidad se ve paliada con una tregua de sol y nubes que hacen posible procesionar sobre sus pasos, el itinerario recorrido. De esta forma uno de los momentos más emotivos se da lugar este año en el pretil de la iglesia trinitaria, donde el encuentro entre Jesús y la Virgen vuelve a llenar de emoción a la multitud congregada. El silencio se rompe con la continua ovación a los anderos, así como los acordes del himno nacional que acompañan a sus pasos de vuelta, mas pronto este año de lo habitual.

Las emociones afloran una vez realizado el encuentro, momento este en el que los anderos y anderas devuelven los pasos a su casa en su tradicional entrada de rodillas al templo bajo la atenta mirada y la ovación del numeroso público que se encontraba dentro del mismo.

Los nervios y la tensión acumulada durante la mañana desparecen entre abrazos y besos entre aquellos que tanto han sufrido en un día en que la lluvia y el sol típicos de la primavera hicieron diferente este Viernes Santo.