Un bronce en las Olimpiadas Científicas de la Unión Europea, y un oro en entrega y actitud para los tres jóvenes alcazareños

Ángel Campos, Miguel Sánchez-Beato y Pablo Acedo, son los tres jóvenes de primero de Bachillerato del IES María Zambrano, que a España en la decimosexta edición de las Olimpiadas Científicas de la Unión Europea celebradas en Ljubljana, Eslovenia.

Tras alzarse con el título en el Campeonato Regional, el equipo alcazareño obtuvo la mayor puntuación en la Fase Nacional gracias a sus trabajos en Química, Física y Biología, estímulo e impulso que les supuso traer el Bronce de vuelta a España.

Por supuesto a la mínima que alguien deje caer que le interesaría participar en una cosa de estas, lo único que me queda darle es un sólido empujón, un inténtalo simplemente. Cualquiera que nos esté viendo, anímate y participa que es gratis.

Campos ha contado a alcázarMEDIA los tres experimentos que los estudiantes tuvieron que realizar: “El de física, tenías que experimentar con luz y redes de difracción. Con un láser en el que sabías la longitud de onda, tenías que pasarla por un cd que actuaba como la red de difracción, difractaba la luz y tenías que medir la longitud entre el centro y un máximo de interferencia y sacar el ángulo. Con unas fórmulas saber las longitudes de onda y cómo variaba en el agua y las longitudes de onda de cada color con un tubo fluorescente también. Una experiencia bastante interesante. La de química tenías que ver la cantidad de vitamina C que había en un zumo con ácido ascórbico que es la vitamina C en sí, tenías que hacer un experimento y con eso saber cuánta tenía el zumo, si era verdad lo que ponía en los ingredientes. Y el de biología, tenías que ver varias cosas sobre los tallos de las plantas y qué características tenía, como los estomas”.

Destreza en el laboratorio, habilidad a la hora de abordar problemas científicos o la actitud para manejar los recursos que requiere el trabajo de investigación, fueron algunas de las pautas que siguieron en la Olimpiada Científica de la Unión Europea.

Acedo relata la experiencia en el Campeonato: “Por un lado las tareas era lo que esperábamos pero por otro no nos resultaron nada fáciles, puesto que a pesar de que nos daban un margen de cuatro horas que puede parecer mucho, faltaba algo de tiempo porque eran tareas que requerían una lectura detenida del guion que te daban y una realización precavida de los pasos, puesto que un error en el principio podía suponer acarrear ese fallo sistemáticamente hasta el final. Sin embargo las pruebas eran asequibles, la primera prueba se nos dio peor, la segunda era más difícil aunque fuimos con otra mentalidad, otra ordenación y obtuvimos un mejor resultado. Realmente había que realizar experiencias y experimentos que fueran relativamente fácil a los que uno se enfrentaría a la hora de trabajar en la vida real, no se trataba tanto de tener un conocimiento previo sino de saber trabajar con lo que te daban”.

Un hecho que sí quisieron destacar fue la preparación que algunos de los estudiantes pudieron obtener en su país, como el caso de Portugal en el que se impartió un curso de 10 días de introducción al laboratorio.

Una formación más extensa que la recibida por los alcazareños, que antes de viajar hasta Ljubljana acudieron a Ciudad Real una tarde pero como admitieron, “eso no estuvo organizado por nadie, nuestro profesor mantiene una relación con el Doctor José Antonio Murillo y por eso tuvimos acceso a algunos materiales a nivel universitario que de otra manera no hubiéramos tenido. Pero fue totalmente extraoficial”.

Una experiencia e intercambio cultural entre los asistentes al Campeonato Europeo que les ha enriquecido a todos los niveles, académico y personal, que sin duda ha marcado a estos jóvenes científicos que reconocen un futuro en el campo de las ciencias llegado el momento.

Sánchez-Beato ha destacado respecto a este tema que el intercambio de culturas ha sido “increíble, no me podía imaginar nada parecido antes de ir. El haber estado con 25 países que traían a más de 150 alumnos, cada uno con una cultura distinta, sus historias, sus bromas entre ellos y que te querían incluir siempre en conversaciones, que eran agradables y querían hacer nuevas amistades, ha sido fantástico porque te da la oportunidad de, aparte de mejorar el inglés, relacionarte con mucha gente que nunca hubieses esperado conocer y que al estar en una competición tan importante, se veía que eran muy buenos estudiantes y muy buenas personas”.

Para Acedo, fue una experiencia muy “enriquecedora, increíble en todos los aspectos, incluso sin contar la parte personal, a nivel académico hemos trabajado en una universidad de renombre con materiales en perfecto estado, haciendo cosas que buscaban la emulación de una situación en un trabajo real”.

Una relación que gracias a las redes sociales, aún mantienen con los 153 estudiantes que participaron en las Olimpiadas Científicas Europeas procedentes de Italia, Grecia, Francia o Irlanda.

Una parte casi esencial en este tipo de iniciativas son los profesores que animan y alientan a sus alumnos a participar y a vivir una experiencia que les sitúa en la casilla de salida de lo que será en un futuro su profesión.

Los tres jóvenes quisieron poner en valor y agradecer a su profesor de Física y Química, Francisco Martín Alfonso, el “haber venido todas las tardes que tuvimos experimentos, que nos llevó a Ciudad Real, a Eslovenia con nosotros y que nos ha servido mucho como inspiración, y que a diario en las clases nos ha preparado con un nivel que nos ha dado la capacidad de poder estar donde hemos estado”.

El propio Martín reconoce que desde hace unos años en que se enteró del desarrollo de estas Olimpiadas, pensó que sus “alumnos podían tener la oportunidad de hacer algo diferente. Esta era la cuarta vez que me presentaba, simplemente hay que darle la idea a los alumnos y son ellos los que voluntariamente quieren aceptar, lo que lleva una serie de sacrificios porque tienen que trabajar por las tardes, quitar horas de estudio, y es algo que es una forma diferente de acercarse a la ciencia”.

Esfuerzo, valor intelectual, trabajo y mucha motivación, son algunas de las características que han llevado a estos jóvenes alcazareños a abrirse un camino en la experimentación científica. Un viaje realizado con una única reclamación, apoyo financiero por parte de las instituciones regionales y estatales.

Cuando nosotros nos decidimos presentar a esto, nuestro profesor reunió a nuestros padres para que firmaran un papel que estipulaba que podríamos no recibir financiación y se comprometían a pagarlo, y así ha sido, no hemos recibido financiación de ningún sitio mientras que después de haber preguntado a compañeros, absolutamente todos los demás países han recibido un aporte para poder ir gratuitamente”, afirma Acedo.

Por ello, el docente lanzó una crítica a las autoridades educativas regionales y nacionales ya que dijo “no estar a la altura de lo que debían. Es penoso que estos estudiantes que han ido a representar a España a una Olimpiada Científica no hayan sido ni felicitados ni por la Delegación Provincial de Educación, ni por la Consejería de Educación”.

Con un reconocimiento a sus méritos que sí obtuvieron a nivel local, Ángel, Miguel y Pablo, fueron recibidos en el Ayuntamiento por la alcaldesa y el concejal de Educación que pusieron en valor la inspiración y el estímulo que estos chicos suponen para Alcázar de San Juan.

La primer edil, Rosa Melchor, felicitó a los estudiantes indicando que “con esta recepción me gustaría transmitir que en vosotros tres reconocemos toda aquella capacidad intelectual que se tiene en Alcázar y que vosotros habéis demostrado porque habéis tenido esta oportunidad además de la voluntad y el apoyo de vuestras familias y profesores para representarnos con vuestras capacidades intelectuales, y para mí eso es fundamental. Es una sensación de que estamos en el buen camino”.

Excepcionales en madurez y magníficos en actitud, se augura un gran futuro a estos tres alcazareños que con 17 años ya han defendido y llevado a nivel internacional el nombre de Alcázar de San Juan y de España hasta lo más alto.