La Hermandad del Silencio realiza un recorrido más corto de lo habitual y como es costumbre de forma solemne y austera

La última de las procesiones de pasión en Alcázar salía a la calle en una noche intempestiva que parecía acompañar el duelo de todos los católicos en la noche de Viernes Santo. La Hermandad del Silencio desafiaba a la lluvia que había condicionado los pasos del día para representar el dolor por la muerte de Jesucristo Crucificado.

En contra de las previsiones, la precipitación daría tregua para el cumplimiento de este recorrido en la que una representación de nazarenos de todas las hermandades penitentes acompañan en austero silencio la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en su desconsuelo desde la iglesia de Santa Quiteria.

Somos una hermandad abierta a todo aquel que en representación de su penitencia, quiera acompañarnos cada madrugada de Viernes Santo.

Es un año en el que se celebra el 75 aniversario de la creación de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, encargada a la familia Samper-Cárdenas en 1943; una obra del escultor sevillano Castillo Lastrucci portada en paso de palio y sin candelería.

Haciendo la mitad del recorrido por miedo a la lluvia y el incesante viento, El Silencio completaba así su tradicional duelo en honor del que esta por resucitar.