La Batalla Medieval de Consuegra, nos devuelve al 15 de agosto de 1097

El viento y la lluvia no impidieron que los almorávides se asentaran un año más a los pies del castillo para minar la moral de los caballeros del rey Alfonso VI que, arropados por el mismísimo hijo del Cid, Diego Rodríguez, libraron la batalla que se cobró, el 15 de agosto de 1097, la vida del único vástago varón del Campeador

Sociedad 15 de agosto de 2022

Consuegra ha vuelto a la Edad Media. A esos aciagos días de finales del Siglo XI, cuando en España se libraba la batalla por la reconquista de Al-Ándalus, aprovechando las divisiones internas de los árabes y la proliferación de los reinos de taifas.

Un rey llamado “El Bravo”, Alfonso VI; el hijo del caballero que pasó a la historia inspirando cantares y leyendas, Diego Rodríguez; una tribu de monjes guerreros, los almorávides; la defensa de un castillo y una ciudad, Consuegra; una batalla que se perdió para ganar la guerra, el 15 de agosto de 1097.

Estos son los ingredientes de la Batalla Medieval de Consuegra. Un acontecimiento histórico que cada año se recrea en diferentes escenarios, como el castillo, el mercado medieval de la Plaza de España, y la simbólica batalla sobre un tablero de ajedrez, ‘As Satrany’, en el ruedo de la Plaza de Toros.

Un fin de semana en el que, como viajeros del tiempo, los visitantes pueden adentrarse en la Consuegra Medieval.

La XXVI edición de este singular evento se inició este sábado con algunas inclemencias, como si el cielo previera la resolución de la batalla y llorara la inevitable muerte del hijo del Cid, negándose a repetirla. Planteando inesperados inconvenientes a los causantes del asedio al castillo de Alfonso VI.

Pero ni la lluvia, ni el viento, cambiaron el devenir de los acontecimientos tantas veces narrados y representados. La vida de las gentes del castillo repitió los cánones de la época, en beneficio del honor y la gloria de los caballeros, dificultando la libertad de las mujeres -eran otros tiempos- y siempre bajo la sagrada fe de la cruz.

Junto a la nobleza, artesanos y vulgo. Algarabía y regocijo de las calles del mercado, donde los artesanos exhibían su trabajo en los puestos, los mercaderes ofrecían sus viandas, los infantes disfrutaban del juego y los artistas sorprendían con juegos de manos, pasacalles y malabares.

Una alegría pasajera que se tiñó con el rojo de la sangre, ante la atenta mirada de la luna llena, cuando las huestes moras y cristianas plantearon su batalla sobre el tablero manejado por la muerte.

Fuego, música, danza y relato colorearon la simbólica estrategia del ‘As Satrany’ para revivir la trágica Batalla de Consuegra que, hoy, siglos después, se ha convertido en seña de identidad y excepcional reclamo turístico para Consuegra.