Cartas desde el frente’, un paseo por los sentimientos de la II Guerra Mundial

Cartas desde el frente’ es uno de los proyectos estrella que el Instituto de Educación Secundaria Miguel de Cervantes ha desarrollado con motivo de la Semana Cultural del Centro.

Madurez y pasión son dos de los rasgos de los que han hecho gala estos estudiantes que han defendido esta iniciativa como modelo de aprendizaje a través de la empatía.

Este tipo de actividades soy muy importantes porque puedes aprender de una manera didáctica y a la vez te puedes poner en el lugar de un soldado y lo puedes entender, lo que los libros de texto no te  proporcionan.

Una de las alumnas que han participado en el proyecto es Sofía Sánchez. Su grupo, formado junto a otros dos compañeros, Malena Tordera y Fernando Patiño, se han encargado de reflejar el bombardeo de Iroshima y Nagasaki.

Yo me ocupé de redactar una carta desde el punto de vista de un civil llamado Toyofumi Ogura que fue un superviviente real a la bomba de Iroshima y que de hecho escribió un libro sobre la catástrofe que vivió allí”, ha contado Sánchez. En la misiva, reflejó un texto ficticio dirigido a su mujer, Fumiyo, en el que describe todos los horrores que padeció en el momento en el que se detonó la bomba porque “esta carta se la escribe una semana después, y se cuestiona por qué todos ellos tenían que soportar aquel infierno, no entendían la verdadera causa de lo que estaba sucediendo porque, como fue EE.UU quien bombardeó Iroshima, los japoneses no tenían conocimiento sobre lo que estaba sucediendo en aquel entonces, no sabían que lo que les había caído era un ‘genbaku’, que es la bomba atómica”, ha narrado Sánchez.

Una carta más que interesante en la que ha introducido frases en japonés ya que la alumna cuenta con, como ella misma ha señalado, una mínima noción del idioma.

Un trabajo de investigación y documentación imprescindible para todos los estudiantes que supone empatizar con las víctimas y protagonistas de la tragedia para comprender todos los puntos de vista de las batallas que tuvieron lugar en la II Guerra Mundial que se prolongó durante 6 años.

Su compañera Tordera se ocupó del bando contrario, en este caso, de ponerse en la piel de Paul Tibbets, el piloto del avión que sobrevoló Iroshima y detonó la primera de las bombas atómicas. Destaca que una de las sorpresas que se llevó a la hora de investigar el personaje es que “pensaba que iba a estar muy arrepentido de lo que hizo, pero encontré una entrevista y resultó que le daba igual, estaba no feliz pero no le importó todas las muertes que provocó. Por ejemplo, para demostrar el orgullo que sentía de llevar ese avión lo que hizo fue nombrarlo con el nombre de su madre, Enola Gay, y eso me dejó muy sorprendida”.

Por ello, le ha impactado especialmente que no le doliera “el hecho de llevar el bomba y tirarla sobre un lugar sabiendo que iba a matar a millones de personas y todo lo que iba a provocar eso, pensaba que le iba a suponer algún trastorno, pero en realidad, vivió normal”, acto que el soldado americano justificaba, según palabras de la alumna, en que “esta era la forma en que se podía llegar a terminar la guerra, pero de todas formas, me resulta muy extraño porque aunque él lo explicara de esa manera, decía que si el hecho de tirar la bomba supondría el fin de la guerra, él lo iba a hacer y también dijo que si le dieran la oportunidad de hacerlo, sin duda lo volvería a hacer, que no se arrepentiría”.

Un trabajo de investigación y documentación imprescindible para todos los estudiantes que supone empatizar con las víctimas y protagonistas de la tragedia y así comprender todos los puntos de vista de las batallas que tuvieron lugar en la II Guerra Mundial, un conflicto que estuvo latente durante 6 años.

El contexto lo puso el último de sus compañeros de grupo, Patiño, que inventó el personaje de Leroy Hengrotts como “un americano que no estaba de acuerdo con la bomba atómica ni sus creadores, ni con quien la lanzó”.

Investigando sobre el acontecimiento, el estudiante pudo descubrir que la bomba se creó en el Proyecto Manhattan, un proyecto ordenado por el presidente Truman y que en principio se llevó a cabo para contrarrestar la carrera atómica de la Alemania nazi en esa época. “Unos días después de lanzar la bomba, los científicos más notables, Einstein y Oppenheimer hicieron públicas sus disculpas. Lo que dijeron fue “condeno totalmente el recurso de la bomba atómica contra Japón, pero no pude hacer nada por evitarlo”, esto lo dijo Albert Einstein unos días después de que la bomba hubiera sido lanzada. Y lo que dijo Oppenheimer fue “me he convertido en la muerte, el destructor de mundos” condenando el uso de la bomba atómica”, ha subrayado.

Little boy’ y ‘Fat man’ son dos de los nombres protagonistas en el conflicto bélico que descubrieron los alumnos y que responden a las dos bombas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de agosto, que causaron 300.000 víctimas sobre un total de una población de 350.000 habitantes en el caso de Iroshima.

Otro punto de vista, esta vez el de los supervivientes japonenes, fue el abordado por otras dos alumnas, Ángela Navarro y Paula Lizano.

Navarro ha manifestado que “gracias a realizar este trabajo, nos hemos podido poner en la piel de los personajes, en este caso de los supervivientes de Iroshima. Hemos podido entender cómo pensaban en aquella etapa, cómo se enfrentaban a esta catástrofe, en este caso Paul, que pilotaba el Boeing B-29, pudimos saber cómo pensaba a la hora de disponerse a tirar la bomba y las consecuencias que esto trajo”.

Difícil ponerse en la piel del piloto que le ha llevado a pensar en “cómo el ser humano es capaz de hacer semejante acto”.

Por su parte, para Lizano “fue muy difícil sentirnos identificadas con estas personas porque no sabíamos nada de su vida, pero conforme fuimos buscando información, mirando el frente, las consecuencias que tuvo, te das cuenta de que hay veces que las personas hacemos cosas sin que queramos simplemente porque las circunstancias hacen que las hagamos, y sobre todo en este caso, a mí lo que más me gustó fue que a la hora de buscar las consecuencias que tuvo, había muchos relatos de personas que lo habían vivido que no echaban la culpa directamente al que tiraba la bomba o al que producía este ataque, sino a quien había llevado a que se produjese ese ataque”.

BATALLA DE STALINGRADO

La Batalla de Stalingrado, también llamada ‘El infierno helado’ que supuso la muerte de todos los soldados alemanes en la ciudad rusa, Auschwitz, Leningrado… un intenso paseo por las batallas y bombardeos de la llamada Gran Guerra, que han enseñado un punto de vista diferente en estos conflictos.

Francisco Javier Rodríguez se decantó por la Batalla de Stalingrado. El estudiante ha destacado que “estas actividades didácticas lo que hacen es la empatía en la guerra y te hacen ponerte en el lugar del soldado o en el lugar del contrincante o beligerante, con lo cual esto me ha aportado una versión distinta a la que te pueden ofrecer los libros de texto”.

Por ello, opina que “es muy importante este tipo de actividades porque puedes aprender de una manera didáctica y a la vez te puedes poner en el lugar de un soldado y lo puedes entender, lo que los libros de texto no te lo proporcionan. Es muy diferente leer un resumen de la batalla de Stalingrado que el testimonio de un soldado que te cuenta cómo vivían y qué sucedía allí, además de valorar las pérdidas humanas que produjo este acontecimiento”.

Trabajo y esfuerzo que se han visto reflejados en una instalación que se mantendrá hasta final del curso lectivo y que puede visitarse en el instituto alcazareño. Maletas, zapatos, radios antiguas y las cartas escritas por los alumnos, ocupan un rincón del no sólo del centro, sino que ahora también en su memoria.

EXPOSICIÓN ‘CARTAS DESDE EL FRENTE’

Las profesoras del Departamento Historia y Geografía, María Belén Delgado Pereira y Olga Cabeza, se han mostrado altamente satisfechas con la realización de este proyecto y el elevado grado de implicación demostrado por los alumnos de bachillerato.

Delgado ha explicado el proceso seguido en las clases, “se decide distribuir las batallas y a partir de ese momento, cada grupo de 2 o 3 personas se distribuyeron los papeles. A partir de ahí ellos daban la óptica en su carta de la posición que tenían, pero eso todo se los hemos dejado a ellos, que son los que se han decidido por cuál era la parte que iban a optar”.

Han tenido un contexto que necesitan conocer y que es imprescindible, pero lo que les hemos querido dar es una visión particular de estos acontecimientos de forma que ellos no olviden nunca que hubo una I Guerra Mundial, una II Guerra Mundial, que todas las guerras tienen unas causas pero que sobre todo tienen unas consecuencias y que desgraciadamente muchas veces se nos olvidan las causas de las guerras. Lo que queremos también es ver que nuestros alumnos utilizan la historia para entender el presente, tenemos que conocer el pasado para entender el presente”, indicaba Cabeza.

Un trabajo del que han destacado el positivo resultado en los alumnos que han participado mayoritariamente implicando incluso a sus familiares. “Sorprendentemente no pensábamos que iba a tener el éxito que ha tenido, sobre todo porque han visto que su trabajo lo ven los demás compañeros. Además he visto que no solo ha habido implicación por parte de los alumnos, sino de sus familias. Hay una chica que le ha pedido a su abuela que le preste su letra para que parezca más de época, otros han pedido que les ayudaran a hacer una postal, han pedido fotos antiguas también. No solamente se han implicado ellos sino que han implicado a sus familias”, ha explicado.

Una magnífica iniciativa que se encuadra en la Semana Cultural del Centro Educativo que además ha implicado al resto de Departamentos del Instituto Cervantes.

Un paseo inolvidable por la historia para estos alumnos de primero de bachillerato que han ahondado en las causas y consecuencias de la Gran Guerra.