La recién constituida asociación para la defensa de la memoria agrícola se presenta con un pasacalle en el último día Feria

Una veintena de tractores antiguos daimieleños participaron del pasacalle, charla y exposición durante la última mañana de Feria en Daimiel.

Con apenas una quincena de vida, la asociación para la defensa de la memoria agrícola de Daimiel se presentó el 5 de septiembre en sociedad con un pasacalle de tractores de época por las calles principales. La ruta se desvió a las dos horas e hizo parada en las inmediaciones del Molino La Máquina, en la Finca ‘La Castaña’. Allí, el historiador Juan Vidal, a la postre secretario de la agrupación, ilustró a los presentes en la importancia del cultivo del arroz en Daimiel desde mitad de los años 40 hasta la década de los 70. La ocasión sirvió igualmente para nombrar a título póstumo a Manuel Martín-Consuegra conocido como ‘Calero’ la credencial de ‘Tractorista de Honor’

Siguiendo de cerca el recorrido estuvo el concejal de Medio Rural, Javier Fisac, quien valoró la jornada para una asociación que adopta un perfil más formal y cuyo proyecto se inicia con 23 socios y con José Vicente Cejudo de presidente. Precisamente el máximo dirigente de la asociación explicó que la entidad nace con el fin de seguir reuniendo al sector en distintas ocasiones del año, intentar poner al día los vehículos más antiguos y desarrollar actos que permitan llevar algún acto anual de mayor enjundia.

En esta primera ocasión, participaron una veintena de vehículos, tres de ellos con edades comprendidas entre los años del 56 y 58, y que fueron destacados por el propio Cejudo, quien precisó por otra parte, que se dan cabida a tractores que “no tuvieran menos de 40 años”.

El cultivo del arroz en Daimiel

En la parada realizada en ‘La Castaña’, Juan Vidal abordó cómo se inició el cultivo del arroz en Daimiel y la revolución que supuso en su desarrollo. Una actividad que tuvo su mayor incidencia hasta la década de los 60, aunque se prolongase por diez años más.

Vidal explicó que sus investigaciones le han llevado a relacionar que esta actividad llegó de la mano de dos personas originarias de Cataluña y Valencia que vieron en Daimiel un término con “calidad de tierras, por su forma y posibilidades”. De hecho, confirmó, los inicios fueron con 20 hectáreas que, tras unos años se convirtieron en 300 hectáreas, dejando tras de sí hasta 250 trabajadores, sobre todo en la Vega del río Azuer, en el punto justo antes de la desembocadura del Guadiana. No obstante, estipuló, se encuentran registros de este cultivo en otras zonas como en las inmediaciones de Griñón.

El propio cultivo, su comercialización, la cantidad de trabajadores y hasta los convenios por los que se regían fueron revolucionados en la época. Sin embargo, su evolución se truncó en la década de los 70. La escasa diferencia de márgenes comerciales, la bajada del agua de los ríos y el establecimiento de canon sobre el arroz daimieleño provocaron su cese.

El historiador recalcó la alta calidad del arroz de Daimiel, “bastante superior a cualquier arroz de España, según todos los informantes que he tenido, que coinciden en esto basándose en la riqueza de la tierra donde se cultivaba, con muchos aportes de materia orgánica y en la climatología de la zona”. El arroz, fuente económica impulsora de la ciudad y de otras prácticas como la ‘maquila’, (una especie de compromiso e intercambio de la propia cosecha por una parte del producto ya llevado a término), que se realizaban en molinos como La Máquina, donde se detuvo la comitiva de tractores.

Seguidamente, regreso a la zona centro y estacionamiento en calle General Espartero para dar a conocer el mundo rural y, muy especialmente, los vehículos que han formado parte de su historia en el siglo XIX.