“A New Time?” un espectáculo pegajoso que no dejó indeferente al público alcazareño

El Auditorio Municipal de Alcázar de San Juan acogió el pasado viernes, 26 de marzo, el espectáculo “A New Time?” de Clammy. Una experiencia diferente en la que la tecnología se convierte en recurso e hilo conductor de momentos musicales, escénicos y performance. Clammy es el proyecto laboratorio del compositor alcazareño Óscar Escudero y la musicóloga y artista multidisciplinar Belenish Moreno-Gil; acompañados en esta ocasión por el percusionista Néstor Pamblanco y el artista multimedia Oriol Parés

Cultura 27 de marzo de 2021

La pandemia ha cambiado la forma de relacionarse con el mundo y las tecnologías han pasado a ocupar un lugar principal. Un recurso que, para creadores y artistas, se ha vuelto imprescindible.

Algo así sucedió con Clammy Ensamble, el proyecto laboratorio de Óscar Escudero y Belenish Moreno-Gil. “Somos hijos de la pandemia. A New Time? es nuestra primera producción, un primer paso de muchos que están por venir”, comenta Óscar.

“Con la pandemia nos dimos cuenta que necesitábamos crear nuevos espacios en los que artistas, de diferentes disciplinas, pudieran expresarse y comunicarse. Clammy es eso, un espacio abierto, un círculo en medio de muchas artes y disciplinas, en el que la tecnología es una parte importante”, explica Belenish.

Clammy trabaja en dos direcciones, a través de su canal de Youtube y de las diferentes redes sociales, para crear espacios de comunicación y con la organización de espectáculos como el que se pudo ver en el Auditorio Municipal de Alcázar de San Juan.

“A New Time?” provoca al espectador desde el momento que llega al teatro. En el hall, una instalación que convierte los datos de movimiento y sonido en líneas zen. Una alegoría a que la tecnología y el uso de nuestros datos puede emplearse para crear algo bello, como explica Oriol Parés, uno de los integrantes de Clammy.

El espectáculo, una puesta en escena nada usual. “No somos pioneros, pero lo que hacemos está muy poco visto”, apunta Belenish. “El espectador no viene a ver un espectáculo, viene a vivir una experiencia. Tiene que estar abierto, sin prejuicios y después irse a casa y pensar qué ha experimentado en su cuerpo”.

Cualquier sensación es válida, “esto es una experiencia un poquito pegajosa, somos algo así como la china en el zapato, pero también es una experiencia muy divertida”, explica Óscar.

En definitiva, un montaje inmersivo –no exento de crítica- en el que los actores interactúan con el espacio real y virtual, a través de proyecciones de imágenes en pantalla, juegos de luces, sonidos, gafas de realidad virtual con partituras… buscando provocar al espectador con la ruptura del tiempo lineal y emocional. Confundiendo los dos mundos y creando una nueva dimensión, como reflejo del “uso positivo” de las nuevas tecnologías que, también, pueden servir para crear arte.